Palabras de Vida ~ Escritura Diaria para la Vida Diaria
Jesús en casa de un fariseo
Un día Jesús fue a comer a casa de un notable de los fariseos. Era sábado, así que estos estaban acechando a Jesús. 2 Allí, delante de él, estaba un hombre enfermo de hidropesía. 3 Jesús les preguntó a los expertos en la ley y a los fariseos:
—¿Está permitido o no sanar en sábado?
4 Pero ellos se quedaron callados. Entonces tomó al hombre, lo sanó y lo despidió.
5 También les dijo:
—Si uno de ustedes tiene un hijo o un buey que se le cae en un pozo, ¿no lo saca en seguida aunque sea sábado?
6 Y no pudieron contestarle nada.
7 Al notar cómo los invitados escogían los lugares de honor en la mesa, les contó esta parábola:
8 —Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar de honor, no sea que haya algún invitado más distinguido que tú. 9 Si es así, el que los invitó a los dos vendrá y te dirá: “Cédele tu asiento a este hombre”. Entonces, avergonzado, tendrás que ocupar el último asiento. 10 Más bien, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, pasa más adelante a un lugar mejor”. Así recibirás honor en presencia de todos los demás invitados. 11 Todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
12 También dijo Jesús al que lo había invitado:
—Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos, a su vez, te inviten y así seas recompensado. 13 Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. 14 Entonces serás dichoso, pues aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos.
Parábola del gran banquete
15 Al oír esto, uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo:
—¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!
16 Jesús le contestó:
—Cierto hombre preparó un gran banquete e invitó a muchas personas. 17 A la hora del banquete mandó a su siervo a decirles a los invitados: “Vengan, porque ya todo está listo”. 18 Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. El primero le dijo: “Acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes”. 19 Otro adujo: “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes”. 20 Otro alegó: “Acabo de casarme y por eso no puedo ir”. 21 El siervo regresó y le informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y le mandó a su siervo: “Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos”. 22 “Señor —le dijo luego el siervo—, ya hice lo que usted me mandó, pero todavía hay lugar”. 23 Entonces el señor le respondió: “Ve por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. 24 Les digo que ninguno de aquellos invitados disfrutará de mi banquete”.
El precio del discipulado
25 Grandes multitudes seguían a Jesús, y él se volvió y les dijo: 26 «Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27 Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
28 »Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? 29 Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él, 30 y dirán: “Este hombre ya no pudo terminar lo que comenzó a construir”.
31 »O supongamos que un rey está a punto de ir a la guerra contra otro rey. ¿Acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil hombres puede enfrentarse al que viene contra él con veinte mil? 32 Si no puede, enviará una delegación mientras el otro está todavía lejos, para pedir condiciones de paz. 33 De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo.
34 »La sal es buena, pero, si se vuelve insípida, ¿cómo recuperará el sabor? 35 No sirve ni para la tierra ni para el abono; hay que tirarla fuera.
»El que tenga oídos para oír, que oiga».
Lucas 14
Lucas 14 Comentario de Estudio en español:
Words of Life ~ Daily Scripture for Daily Life
Jesus at a Pharisee’s House
One Sabbath, when Jesus went to eat in the house of a prominent Pharisee, he was being carefully watched. 2 There in front of him was a man suffering from abnormal swelling of his body. 3 Jesus asked the Pharisees and experts in the law, “Is it lawful to heal on the Sabbath or not?” 4 But they remained silent. So taking hold of the man, he healed him and sent him on his way.
5 Then he asked them, “If one of you has a child or an ox that falls into a well on the Sabbath day, will you not immediately pull it out?” 6 And they had nothing to say.
7 When he noticed how the guests picked the places of honor at the table, he told them this parable: 8 “When someone invites you to a wedding feast, do not take the place of honor, for a person more distinguished than you may have been invited. 9 If so, the host who invited both of you will come and say to you, ‘Give this person your seat.’ Then, humiliated, you will have to take the least important place. 10 But when you are invited, take the lowest place, so that when your host comes, he will say to you, ‘Friend, move up to a better place.’ Then you will be honored in the presence of all the other guests. 11 For all those who exalt themselves will be humbled, and those who humble themselves will be exalted.”
12 Then Jesus said to his host, “When you give a luncheon or dinner, do not invite your friends, your brothers or sisters, your relatives, or your rich neighbors; if you do, they may invite you back and so you will be repaid. 13 But when you give a banquet, invite the poor, the crippled, the lame, the blind, 14 and you will be blessed. Although they cannot repay you, you will be repaid at the resurrection of the righteous.”
The Parable of the Great Banquet
15 When one of those at the table with him heard this, he said to Jesus, “Blessed is the one who will eat at the feast in the kingdom of God.”
16 Jesus replied: “A certain man was preparing a great banquet and invited many guests. 17 At the time of the banquet he sent his servant to tell those who had been invited, ‘Come, for everything is now ready.’
18 “But they all alike began to make excuses. The first said, ‘I have just bought a field, and I must go and see it. Please excuse me.’
19 “Another said, ‘I have just bought five yoke of oxen, and I’m on my way to try them out. Please excuse me.’
20 “Still another said, ‘I just got married, so I can’t come.’
21 “The servant came back and reported this to his master. Then the owner of the house became angry and ordered his servant, ‘Go out quickly into the streets and alleys of the town and bring in the poor, the crippled, the blind and the lame.’
22 “‘Sir,’ the servant said, ‘what you ordered has been done, but there is still room.’
23 “Then the master told his servant, ‘Go out to the roads and country lanes and compel them to come in, so that my house will be full. 24 I tell you, not one of those who were invited will get a taste of my banquet.’”
The Cost of Being a Disciple
25 Large crowds were traveling with Jesus, and turning to them he said: 26 “If anyone comes to me and does not hate father and mother, wife and children, brothers and sisters—yes, even their own life—such a person cannot be my disciple. 27 And whoever does not carry their cross and follow me cannot be my disciple.
28 “Suppose one of you wants to build a tower. Won’t you first sit down and estimate the cost to see if you have enough money to complete it? 29 For if you lay the foundation and are not able to finish it, everyone who sees it will ridicule you, 30 saying, ‘This person began to build and wasn’t able to finish.’
31 “Or suppose a king is about to go to war against another king. Won’t he first sit down and consider whether he is able with ten thousand men to oppose the one coming against him with twenty thousand? 32 If he is not able, he will send a delegation while the other is still a long way off and will ask for terms of peace. 33 In the same way, those of you who do not give up everything you have cannot be my disciples.
34 “Salt is good, but if it loses its saltiness, how can it be made salty again? 35 It is fit neither for the soil nor for the manure pile; it is thrown out.
“Whoever has ears to hear, let them hear.”
Luke 14
Luke 14 Study Commentary in english:
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