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Writer's pictureDan Potter

Lucas 18 ~ Luke 18

Palabras de Vida ~ Escritura Diaria para la Vida Diaria


Parábola de la viuda insistente

Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse. 2 Les dijo: «Había en cierto pueblo un juez que no tenía temor de Dios ni consideración de nadie. 3 En el mismo pueblo había una viuda que insistía en pedirle: “Hágame usted justicia contra mi adversario”. 4 Durante algún tiempo él se negó, pero por fin concluyó: “Aunque no temo a Dios ni tengo consideración de nadie, 5 como esta viuda no deja de molestarme, voy a tener que hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida imposible”».

6 Continuó el Señor: «Tengan en cuenta lo que dijo el juez injusto. 7 ¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? 8 Les digo que sí les hará justicia, y sin demora. No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?»


Parábola del fariseo y del recaudador de impuestos

9 A algunos que, confiando en sí mismos, se creían justos y que despreciaban a los demás, Jesús les contó esta parábola: 10 «Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro, recaudador de impuestos. 11 El fariseo se puso a orar consigo mismo: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres —ladrones, malhechores, adúlteros— ni mucho menos como ese recaudador de impuestos. 12 Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo”. 13 En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!”

14 »Les digo que este, y no aquel, volvió a su casa justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».


Jesús y los niños

15 También le llevaban niños pequeños a Jesús para que los tocara. Al ver esto, los discípulos reprendían a quienes los llevaban. 16 Pero Jesús llamó a los niños y dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. 17 Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él».


El dirigente rico

18 Cierto dirigente le preguntó:

—Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

19 —¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino solo Dios. 20 Ya sabes los mandamientos: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no presentes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre”.[a]

21 —Todo eso lo he cumplido desde que era joven —dijo el hombre.

22 Al oír esto, Jesús añadió:

—Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

23 Cuando el hombre oyó esto, se entristeció mucho, pues era muy rico. 24 Al verlo tan afligido, Jesús comentó:

—¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! 25 En realidad, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.

26 Los que lo oyeron preguntaron:

—Entonces, ¿quién podrá salvarse?

27 —Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios —aclaró Jesús.

28 —Mira —le dijo Pedro—, nosotros hemos dejado todo lo que teníamos para seguirte.

29 —Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por causa del reino de Dios haya dejado casa, esposa, hermanos, padres o hijos 30 recibirá mucho más en este tiempo; y en la edad venidera, la vida eterna.


Jesús predice de nuevo su muerte

31 Entonces Jesús tomó aparte a los doce y les dijo: «Ahora vamos rumbo a Jerusalén, donde se cumplirá todo lo que escribieron los profetas acerca del Hijo del hombre. 32 En efecto, será entregado a los gentiles. Se burlarán de él, lo insultarán, le escupirán; 33 y, después de azotarlo, lo matarán. Pero al tercer día resucitará».

34 Los discípulos no entendieron nada de esto. Les era incomprensible, pues no captaban el sentido de lo que les hablaba.


Un mendigo ciego recibe la vista

35 Sucedió que al acercarse Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna. 36 Cuando oyó a la multitud que pasaba, preguntó qué acontecía.

37 —Jesús de Nazaret está pasando por aquí —le respondieron.

38 —¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! —gritó el ciego.

39 Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más fuerte:

—¡Hijo de David, ten compasión de mí!

40 Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando el ciego se acercó, le preguntó Jesús:

41 —¿Qué quieres que haga por ti?

—Señor, quiero ver.

42 —¡Recibe la vista! —le dijo Jesús—. Tu fe te ha sanado.

43 Al instante recobró la vista. Entonces, glorificando a Dios, comenzó a seguir a Jesús, y todos los que lo vieron daban alabanza a Dios.


Lucas 18


Lucas 18 Comentario de Estudio en español:




Words of Life ~ Daily Scripture for Daily Life


The Parable of the Persistent Widow

Then Jesus told his disciples a parable to show them that they should always pray and not give up. 2 He said: “In a certain town there was a judge who neither feared God nor cared what people thought. 3 And there was a widow in that town who kept coming to him with the plea, ‘Grant me justice against my adversary.’

4 “For some time he refused. But finally he said to himself, ‘Even though I don’t fear God or care what people think, 5 yet because this widow keeps bothering me, I will see that she gets justice, so that she won’t eventually come and attack me!’”

6 And the Lord said, “Listen to what the unjust judge says. 7 And will not God bring about justice for his chosen ones, who cry out to him day and night? Will he keep putting them off? 8 I tell you, he will see that they get justice, and quickly. However, when the Son of Man comes, will he find faith on the earth?”


The Parable of the Pharisee and the Tax Collector

9 To some who were confident of their own righteousness and looked down on everyone else, Jesus told this parable: 10 “Two men went up to the temple to pray, one a Pharisee and the other a tax collector. 11 The Pharisee stood by himself and prayed: ‘God, I thank you that I am not like other people—robbers, evildoers, adulterers—or even like this tax collector. 12 I fast twice a week and give a tenth of all I get.’

13 “But the tax collector stood at a distance. He would not even look up to heaven, but beat his breast and said, ‘God, have mercy on me, a sinner.’

14 “I tell you that this man, rather than the other, went home justified before God. For all those who exalt themselves will be humbled, and those who humble themselves will be exalted.”


The Little Children and Jesus

15 People were also bringing babies to Jesus for him to place his hands on them. When the disciples saw this, they rebuked them. 16 But Jesus called the children to him and said, “Let the little children come to me, and do not hinder them, for the kingdom of God belongs to such as these. 17 Truly I tell you, anyone who will not receive the kingdom of God like a little child will never enter it.”


The Rich and the Kingdom of God

18 A certain ruler asked him, “Good teacher, what must I do to inherit eternal life?”

19 “Why do you call me good?” Jesus answered. “No one is good—except God alone. 20 You know the commandments: ‘You shall not commit adultery, you shall not murder, you shall not steal, you shall not give false testimony, honor your father and mother.’”

21 “All these I have kept since I was a boy,” he said.

22 When Jesus heard this, he said to him, “You still lack one thing. Sell everything you have and give to the poor, and you will have treasure in heaven. Then come, follow me.”

23 When he heard this, he became very sad, because he was very wealthy. 24 Jesus looked at him and said, “How hard it is for the rich to enter the kingdom of God! 25 Indeed, it is easier for a camel to go through the eye of a needle than for someone who is rich to enter the kingdom of God.”

26 Those who heard this asked, “Who then can be saved?”

27 Jesus replied, “What is impossible with man is possible with God.”

28 Peter said to him, “We have left all we had to follow you!”

29 “Truly I tell you,” Jesus said to them, “no one who has left home or wife or brothers or sisters or parents or children for the sake of the kingdom of God 30 will fail to receive many times as much in this age, and in the age to come eternal life.”


Jesus Predicts His Death a Third Time

31 Jesus took the Twelve aside and told them, “We are going up to Jerusalem, and everything that is written by the prophets about the Son of Man will be fulfilled. 32 He will be delivered over to the Gentiles. They will mock him, insult him and spit on him; 33 they will flog him and kill him. On the third day he will rise again.”

34 The disciples did not understand any of this. Its meaning was hidden from them, and they did not know what he was talking about.


A Blind Beggar Receives His Sight

35 As Jesus approached Jericho, a blind man was sitting by the roadside begging. 36 When he heard the crowd going by, he asked what was happening. 37 They told him, “Jesus of Nazareth is passing by.”

38 He called out, “Jesus, Son of David, have mercy on me!”

39 Those who led the way rebuked him and told him to be quiet, but he shouted all the more, “Son of David, have mercy on me!”

40 Jesus stopped and ordered the man to be brought to him. When he came near, Jesus asked him, 41 “What do you want me to do for you?”

“Lord, I want to see,” he replied.

42 Jesus said to him, “Receive your sight; your faith has healed you.” 43 Immediately he received his sight and followed Jesus, praising God. When all the people saw it, they also praised God.


Luke 18


Luke 18 Study Commentary in english:


para dos (for two) Yucatan Peninsula, Mexico

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